El mes de Abril supone el inicio de la temporada de las dietas por excelencia además de ser la época del año en la que los gimnasios se encuentran más abarrotados de personas obsesionadas con la temida operación bikini.
Hoy venimos a recordar que un esfuerzo alimenticio y físico no continuado no es la opción más adecuada para mantenerse saludable. Son muchas las dietas milagro las que nos aseguran que en tiempo récord y sin apenas esfuerzo nos proporcionarán los resultados del cuerpo fitness que estamos buscando de cara a las fotos de verano en la playa. Esto, aparte de no ser conveniente en cuanto a salud, puede provocar un efecto rebote que no sólo nos lleve al principio del camino sino que duplique el peso que tratábamos de perder. Y no nos olvidemos de las estrías y celulitis que nos recordarán toda la vida aquella dieta milagro fallida.
El equilibrio es la clave
El control de peso es algo que se debe de cuidar de forma continuada durante todas las épocas del año, no sólo en las que dejamos el abrigo en casa y nuestras curvas se empiezan a hacer visibles. Al igual que la vitamina C no se va corriendo del zumo de naranja, tampoco no comer supone adelgazar. Lo más importante es llevar una alimentación variada en la que las comidas diarias se cumplan en su justa medida: “desayuna como un rey, come como un príncipe y cena como un mendigo” – dice el dicho. Si lo que se pretende es bajar peso hay que añadir además el almuerzo a media mañana y la merienda a media tarde, de tal forma que se produzca un mejor control de apetito pero sin olvidar nunca qué es lo que comemos; de nada vale hacer cinco comidas diarias si los alimentos que ingerimos no son sanos o si no acompañamos la dieta con ejercicio.
En definitiva, una buena dieta unida a una actividad física media llevado todo ello de forma constante es lo que nos ayudará a mantener la línea y encontrarnos sanos y saludables.