Un producto milagro es una sustancia o método que se anuncia con una finalidad sanitaria pero que, al contrario que un medicamento, no se ha sometido a rigurosos ensayos clínicos ni controles.
A menudo, los fabricantes de los productos milagro utilizan técnicas promocionales cuyo fin es convencer al consumidor de que se encuentra ante un artículo que cuenta con las mismas garantías y beneficios que un medicamento.
Conocer estas, a menudo, agresivas estrategias nos puede ayudar a descubrir que nos encontramos ante uno de estos productos.
Veamos algunos ejemplos:
Si hablamos de medicamentos adelgazantes, éstos no pueden anunciarse en medios de comunicación masivos, ya que se trata de productos que se dispensan únicamente en farmacia con receta médica. En cambio, es común que los productos milagro se camuflan habitualmente con mensajes del tipo “modelador de la figura» o «reductor”.
Otra acción habitual que utilizan estos productos es vincular sus supuestos beneficios a testimonios, tanto de personas famosas como de pacientes anónimos: “Yo perdí 8 kilos en una semana”.
También pueden mostrarse con la etiqueta «producto alimenticio» atribuyéndose propiedades preventivas o curativas para determinadas enfermedades como la diabetes.
Utilizar el término «natural» es otra de sus estrategias, aunque el ser de origen natural no lo convierta ni en eficaz ni inofensivo para la salud.
Otra pistas que nos indican que no nos encontramos ante un medicamento con todas las garantía, es que la venta se realice por correo o teléfono o que en el etiquetado del producto no aparezca la dirección completa de la empresa, sino un teléfono o apartado de correos.
¿Que hacer cuando el consumidor se encuentre ante este tipo de productos? Aplicar el sentido común y no fiarse de aquellos que prometen soluciones frente a patologías de difícil tratamiento. Además, en caso de duda, es recomendable realizar una consulta en su farmacia habitual.
Fuente: Colegio Oficial de Farmacéuticos de Alava
